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La terapia Gestalt

La Gestalt tiene como uno de sus principales creadores a Fritz Perls, alemán emigrado a los Estados Unidos, quien en los años sesenta construyó una serie de técnicas y principalmente una actitud terapéutica totalmente revolucionaria que cambiaría radicalmente el encuentro entre terpeuta y consultante. Posteriormente, el psiquiatra chileno Claudio Naranjo tomaría su legado para profundizar en la práctica de la Gestalt como una alternativa de salud psicoespiritual.

 

La terapia Gestalt se basa en tres principios fundamentales: presencia, que tiene una expresión temporal, ahora, y una expresión espacial, aquí, en otras palabras, se refiere a vivir plenamente en el presente más que en el pasado o el futuro; el segundo principio es la conciencia, referido al desarrollo de nuestro testigo interior, que es capaz de darse cuenta en cada momento en qué estamos, cuál es la emoción que nos atraviesa, cuáles son nuestras necesidades y qué ideas nos están dirigiendo, de modo que podamos responder de forma espontánea y libre a los retos que permanentemente nos plantea nuestro entorno; el tercer principio es la responsabilidad, que se relaciona con la capacidad de ser fieles a nosotros mismos, con la lealtad a nuestra propia alma, más que a personas, ideas o instituciones que tienden a conducir nuestra vida.

Esta terapia se interesa no sólo por la palabra del consultante, también se ocupa de sus emociones, y estimula las condiciones para vivirlas plenamente. Asimismo, toma en cuenta sus expresiones corporales, de forma que el cuerpo pueda expresarse. A través de estos caminos, busca el diálogo del consultante con sus distintas dimensiones, para que pueda integrarlas en una visión completa de sí mismo que le permita poner en acción todo su potencial humano. Finalmente, la terapia Gestalt invita al consultante a encontrar sus propias respuestas y recursos para tomar en sus manos las riendas de su vida. Es útil tanto en el trabajo individual como en los temas de pareja.

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